lunes, 15 de diciembre de 2014

LEVÁNTATE Y ANDA

Levántate y anda...
Esas fueron sus palabras,
y se levantó del lecho
junto a la tormenta rabiada
ante el umbral de su puerta.

Cuando el agua estaba muerta,
sopló el viento
                       un aire
de luz en sus pupilas abiertas
sin implorar a los dioses
refugio en la noche desierta;
dándole fuerzas
                         cerca del mal,
el lamento,
                  gemido de voces,
que acompañaban sus oídos
bajo el resplandor de rayos
donde sus ojos cautivos
alcanzaban a ver
                           lo extraño
desde su mente despierta.

Pensó entonces
                         en la pesadilla
por la que había pasado
temiendo incluso por su vida;
levántate y anda, anda...
sin hurgar en los pecados
resuelve el destino claro...
La Luz es la maravilla.

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