Desde mi cuerpo gatuno
anhelo hallar un mundo
grato
en el arrullo,
en la caricia suprema
de tus dedos
sobre mi melena
y en la mirada fina
de tus ojos en mis pupilas.
Deseo en el mayor orgullo
dejar de ser un bulto
que solo
te da pena
y convertirme en tu escudero,
compañero de fatigas
en ese incierto destierro
hurgando
en nuestras vidas.
Porque aquí donde me ves,
en mu fragilidad menuda,
palpita un corazoncito
para sacarte de dudas...
Ciertamente, mi buen caballero,
no necesito demasiado
para estar fiel
a tu lado
en ese rincón que sueño
como un infante sin dueño
que quiere
levantar el vuelo
aunque no sea alado.
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