Esos andares felinos
enamoran en la noche
al príncipe
del destino.
Tu arrogancia,
tu belleza
es guinda a las miradas,
al gesto
y al capricho
por el deseo que encierra,
por el orgullo que gesta
al despertar la mañana.
Y hay quien te dice princesa
porque luces la diadema
en frente inmaculada,
mientras te divierte el juego
de los gatos
con alma
en noches de Luna llena,
por los rincones sin calma
en el palpitar de las venas.
Ay, gata de ojos azules,
respira
en lo más profundo
los aromas de este mundo
hecho para los soñadores
y te despierte
la caricia,
el ritmo de esos amores
que disfrutas en la delicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario