Porque apenas lloras,
me pregunto:
¿Cuál es tu meta?
Desde que nace la aurora
acompañando
a las sirenas
de las fábricas en pena.
Lloro
de tanto fango
que leve me aprisiona
en el refugio de mi persona
con la voz
en el quebranto,
desnudo breve
en el axioma
del silencio hecho canto;
grito que en ciernes me devora
en la quietud
del blanco
pergamino
roto a deshora.
Porque roto me siento
en un trabajo
que esclaviza
entre las cuencas
de unos ojos
vacías al soplo del viento;
es en el engaño del hombre
por mantener
su status,
allí donde el hierro esconde
su dureza
y te sacude...
donde habita la miseria
y paseas aceras
sobre una lumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario