En la espesura cabalgo,
estoy vivo,
libre de odios,
soñando junto al rocío
por tus caricias de seda,
por las carencias del alma
en mitad del camino
que me llevan a tu rostro
y siento...
Estoy vivo
y sonrío.
Me enamoré de esos ojos
oscuros
que relucían
rn las tardes
de embrujo... Y todavía
mostraban chispas de luz
en las pupilas...
Yo...
Confuso.
Acaricié tus cabellos negros
y me llevé a la calle el recuerdo
cuando sin cerrar los párpados
para no elevarme al enojo
en medio de un silencio amargo
tus pasos se hicieron largos
cubriéndome de los despojos...
Yo confuso...
para no ver aquel drama;
una tarde de julio
nuestros sueños se abandonaban
al rincón de los ilusos.
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