Pronto quedarán los restos
de otra mundana batalla
esparcidos por la tierra,
se agotará la esperanza
de tantas mujeres tiernas
de desterrar las guerras
al olvido de la miseria.
Seremos pasto de otra canalla
maldiciendo entre dientes
las abreviaturas
de los hombres
dispuestos a matar a una orden:
Dolor y muerte nos espera
sin aprender del pasado,
serán otras las banderas,
otros los corsarios... Pero deslucirán
en el cielo
las estrellas
que nos están mirando.
Pasarán a degüello
las vidas del adversario,
correrán ríos de sangre,
no quedará más escenario...
Sólo la ira del pecado.
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