En el surco de tu encaje
voy detallando el paisaje
de una hermosa amapola,
corrijo el dibujo suave
de la flor en el detalle
al aroma que ahora asoma
en el claro verde del valle;
prisionera del embrujo
que da el saberse sola
me parece como un lujo
tenerte esta triste aurora.
Quisiera verte desnuda,
a las caricias del viento,
pero en este mismo momento
me surge leve la duda
de quien tiene a su amada
llorando gris la amargura.
Y si el llanto es amargo
qué decir del trago largo
de sentirse en la locura
cuando el sonrojo domina
camino de la sepultura
que para el cuerpo es la ruina
sin ya poder besar tus labios.
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