Cautiva de emociones la rosa,
desnuda entre pétalos la vida,
se hace ancha en su hermosura,
dibuja rincones de dudas
y se abre a la mariposa
de arrumacos confundida:
Prefiero verte en el riesgo
de la estampa en su huida,
enigma que una tarde
me condujo a tu orilla.
Estimo en forma tu colorido,
sonrojo que flagela el viento
a la penuria de unos ojos
sesgados en el anclaje caviloso
de quien detesta su furia
y alcanza raudo la cima.
Qué decir del semejante
buscando la misma gloria,
semilla de una promesa
incongruente en el tiempo,
razón por la que hoy siento
la realidad de ser vencida.
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