He de morir,
quedarme en los huesos,
vagar toda la esencia
a la altura
del sueño.
Sueño eterno y seguro,
del manso acontecer liviano
pasará factura al futuro
se entretendrá en mis manos.
Llegará el tiempo duro
en que no halle aire,
en que no devore
mendrugos,
en que sólo sea el baile
escapada de mi refugio.
Y me encontraré en la tierra
comido por gusanos
y desnudo,
tratando de florecer la promesa
en las postrimerías
de un mundo;
quedaré henchido de fresas,
quedaré en la nada
mudo,
lejos de la sutil sorpresa
que desate en vida
mi nudo.
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