Ya lejos queda la guerra
que nos dejó con las ganas
de romper todas las banderas
para echarlas al fuego
purificador
de la tierra.
Lejos queda ya la mañana
que al despertar los ojos
encontré a una muchacha
dormida entre las sábanas
del lecho
que compartía.
En la forma del espejo
no queda nada,
el rostro
se me confunde
en la razón
del reflejo
hacia la aurora mía
para deshacerme del consejo
de una voz que me decía,,,:
Pasa el tiempo...
Y paso yo
con el viento
más viejo
pero dispuesto
a volar con lo puesto
al rebujo de la ocasión
que me haga ver la vida
cual abeja una flor;
y en lucha con la imaginación
porque...
ya lejos queda
la guerra
llenándonos de miseria:
Llenándonos la mirada
de estiércol simple de vaca,
y así... no ver nada,
sólo... el color de la caca.
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