martes, 25 de noviembre de 2014

UNA NOCHE NOTÉ LA GRACIA

Una noche noté la gracia
de unas velas encendidas
a la luz de la arrogancia,
y desperté de aquel sueño
donde todo lo veía
del color gris de un cuento:
Lo grande era pequeño
ante la magia desprendida,
al arrullo de una mujer
que iba viviendo la vida
como dispersa de sentido,
atrapando en todo su ser
las carencias del sonido
que acariciaban sus oídos,
y en medio de la miel,
en su andar solitario
buscaba entre las basuras
un trozo de pastel...

Desperdicios en la locura
del ser humano por poseer
sobras de tantas injusticias
que nos negamos a ver
en esas noches oscuras;
aceras escritas en un papel
de una ciudad poseída
en el umbral de la fe.

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