Acuérdate del motivo
por el que dejé de verte:
En el abandono de la noche
cuando duerme la ciudad
enteré todas las caricias
entretenidas en la suerte
de forma sutil y tenue,
hoy sueño sin quererte.
Del mismo modo tú,
apartaste la sonrisa
de mi rostro asombrado;
perplejo con la prisa
del vuelo en el pecado,
y en el brillo de tus mejillas
ya no respiro la vida
que me traslade de orilla
al refugio del otro lado
cuando ya no tengo tus manos
ni tú tienes las mías
para tejer las maravillas...
arrullo del ser amado.
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