Cada instante,
cada tramo,
cada tiempo
le susurro al viento
la bondad de tus sueños,
y voy quedando pequeño
al margen de esos momentos
en que alumbras
el cuerpo
adolescente
al grito de la vida.
Muchacha,
peinas los cabellos
como antes lo hicieron
otras doncellas;
pensando que eres la primera,
imaginando en las noches
estrellas
que confirmen el deseo
de verte junto a la vera
de apuestos caballeros...
Y todavía sueñas.
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