martes, 18 de febrero de 2014

LLORÉ POR UNA MALICIA

Lloré por una malicia
de la desprendida Alicia
ignorando mis caricias
al verso que nos confunde.

Veo en sus ojos oscuros
chispeantes de luces varias
que no hay razón al arrullo
y sí al cruel abandono
cuando atisbo su presencia.

Ausencia que no perdono
sin moverme la arrogancia,
que de estos males malditos
se abre en el alma la herida
y se cierra el amor bendito
en la esencia de la vida.

No puedo sufrir silencios,
cada callada es un grito,
y en la sombra del solitario,
en su soledad entramada,
un doloroso calvario
que lo lleva a la nada
en la oquedad de un osario
ya sin decir palabras.

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