martes, 18 de febrero de 2014

YA NO DISFRUTO EL ARRABAL

Ya no disfruto el arrabal
entre las lluvias tardías,
ni veo el horizonte blanco
donde jugaba aquel día
dispuesto a las travesuras
del infante que pretendía
ser caballero andante
salvando cientos de vidas.

Se fueron los momentos puros
donde irradiaba mi fantasía
hasta límites insospechados,
cuando atravesaba los muros
junto a un viento imaginado
jurando entre promesas
que siempre te amaría;
a tí, doncella sin mancha,
niña de mis ojos que sonreía
mostrándose en la esperanza
de que el juego fuera la caricia,
y entre los dedos la inocencia,
el destello de dos almas
buscándose en la presencia
del beso que se confundía
en el rincón oscuro
de nuestros corazones puros
para jolgorio de la esencia
que eran entonces nuestras almas.

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