Llámame suspiro de la noche
cuando miro a la luna tierna
para tener con que decirte
que con tus caricias hay quien sueña
la florida primavera y despierta
del abandono en esta tierra
con el rostro sombrío del hombre.
Y dime si del arrabal al silencio
existe el tramo en que pienso
derribar muros y ganar batallas
en este mundo, extravío de hadas,
para dar realce a quien calla
tolerando incluso los desprecios
del niño insulso en su talla.
No soy más que nadie
para reprochar al ser humano
el escándalo de sus pecados
porque no sólo a mí
me hierve la sangre
en la soledad de esta tarde.
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