Requién por una estrella enana
que estalla ante tu mirada
dibujando las fauces de una alimaña
sin perdonar las horas...
ni aún un segundo para la aurora
despertando en esta morada
que chispea en la pizarra
del firmamento mientras devora
a los hijos que lleva dentro.
Nunca imaginé el resplandor
de la muerte y el nacimiento,
fui crédulo en el momento
en que agonizaba el Sol
y me vi envuelto en miedos
atrapado en ese misterio
de las calaveras cuando chirrían.
El temor lo llevo puesto,
pero... ¿dónde se agita el alma mía
mientras deambulo como el resto
mendigando un pedazo de vida?
Estalló la estrella
y yo con ella... Camino desnudo
sin saber cuál va a ser el futuro
en la oquedad huérfana de este planeta
cuando me golpeo contra un muro.
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