Quiero sentir la tierra
lejos de cualquier batalla
que en tiempos crueles
de guerra
las existencias avasalla,
no quiero vivir la espera,
sólo tiempos
de paz duradera,
que quiero romper las banderas
y soñar en el regazo
de una ramera.
Ser fuerte
ante la desgracia,
no conocer país o nación
atrincherada en sus ideas;
no exiliarme a una Francia
a sus postulados ajena,
dar pábulo a la sinrazón,
abandonar de una vez
la pena
y saber encontrarla
cuando meas.
Necesito vivir despierto
los caminos
hacia el tesoro
que proporcionamos todos
a la luz de un lucero,
y ser
de algún modo
al amanecer primero
la pesadilla ya muerto.
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