No quiero abandonar el barco
para deshacerme
de la rosa,
ni quiero navegar al margen
de una aventura golosa.
Que quiero ver la estela
de la vida en el mar,
rozar en las aguas
la cosa
que me vuelva en serio a amar;
encender de repente la vela,
tener la llegada
chisposa
para poder el misterio alcanzar.
Vivo entre aguas y arena
la leyenda de las sirenas
ocultas tras su canción,
me embarga grata la emoción
de tener un dulce
en la boca,
mientras la crueldad me provoca
espasmos ante una condena
diferente,
extraña a la razón;
aún así, en esta cabeza loca,
todavía, la flor marchita
me apena
cuando no tengo ocasión al beso,
y sólo me conformo con eso,
una gota en los labios
y un sueño.
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