Bajo el manto de la luna
queda un río
de perdedores
cobijándose entre monumentos de piedra,
entre árboles cubiertos
por trenzas de hiedra;
bajo el manto de la luna
la noche no siempre es serena,
no deja espacio
a los soñadores,
engulle voraz
los pensamientos
que vuelan junto a la locura
del viento.
Bajo el manto de la luna
va quedando la estela
de quienes en el juego
pierdan
algo más
que unas monedas.
Tras la luna queda la espera
del nuevo día.
Poema sacado del poemario
"Al despertar se tiembla".
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