A veces nos abandonamos al miedo,
al susto de una tormenta
con truenos,
y caemos hasta el disgusto
absurdo
del agua cayendo
entre susurros de llanto:
Imágenes de monstruos y brujas
es lo que ahora en vano invoco,
retrocediendo a una niñez de agujas,
escalando la montaña de los locos
que se dibuja enorme en el sueño.
Ya no hay
aquellas muertes de luces
encendiendo nuestra imaginación
hasta los extremos del génesis,
buscando magia en los pensamientos
al leve calor de un brasero;
añoro aquellos días de juego
en que niños, mayores y abuelos
nos juntábamos a la luz de las velas
rescatando el origen
de hermosas primaveras
entre leyendas y cuentos;
y todo, gracias a una tormenta
que alimentaba nuestros anhelos.
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