Luce luna bella
a los secretos de la noche,
haz hermoso el detalle
en el sendero del gozo
y deja que hable bien
a la mirada de tus ojos.
Luce el semblante rojo
del rubor de nuestro encuentro
haciendo marea en el mar,
floreciendo entonces mi deseo.
Que quiero verte alegre
cuando te acarician los vientos
en el surco del aroma breve
depositado en tus pecas
de vieja juventud apenas,
y mimas al más sediento,
le liberas de sus cadenas
ofreciéndole el cáliz leve
del líquido en movimiento.
Luna... A qué las dudas
si sabes de la fragancia
del ocaso,
y aunque ahora
me tienes
en el fracaso
déjame amarte hasta la ternura.
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