Los ojos...
Es cierto...
¿Por qué los ojos?
Porque fueron
quienes miraron primero
al hombre en el desierto.
Había calma,
calma
y silencio de viento
sepultando los despojos,
la carroña de aquel cuervo
oscuro
y negro...
Había calma... Sí...
Mas una inquietud de almas
sufrían en desconsuelo
ante las carencias humanas
y los misterios
del cielo...
Allí, donde la luz del alba
ponía reparos al duelo
se concebía el engaño,
la trampa en la desdicha
de esta vida
y su malicia.
No eran ojos de ciego
sino ventanas al campo
para descubrir las miserias
del hombre
y su llanto
bajo el manto de las estrellas.
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