Como la flora bella
explora la silueta
ñoña,
así surgen los días
al suave sabor
de la vida;
ante el secreto aun extraño
balbucea palabras niñas
y el espíritu sabio
anuncia la nueva aurora
en el valle salado
refugio de las alondras
dispersas en un rosario
hecho de perlas y flores
para dicha del condenado.
Resucito en esta prisión
al recio rigor de la pena
y divago la luz serena
hasta un rincón en penumbra
que la ilusión alumbra
bajo la furia del trueno.
Llevo un trago amargo,
el cáliz de los moribundos,
por todo lo que he pecado
a lo largo y ancho del mundo
sin merecer la memoria...
En la gloria de lo absurdo.
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