lunes, 2 de junio de 2014

VINE PARA SENTIR EL VIENTO

Vine para sentir el viento
en un atardecer glorioso
cuando cantaba la cigarra
a ritmo de otros silencios
dentro de un bosque de hayas;
y soñaba un riachuelo
despierto a la voz del pueblo,
buscando la semilla aquella
que brotara por primavera
naciendo una nueva estrella
cuando se mira en las noches
la pizarra... Confín del cielo.

Porque tengo otros recuerdos
de águilas volando alto,
de nubes formando dibujos
y de tormentas sin miedos;
tengo otros recuerdos
que me llevan al firmamento
huyendo del simple espanto
a la luz de las candelas...

Y a veces me surge el llanto
al ver la Naturaleza plena
a merced de las basuras,
sin que lo remedie el poema
en que confié tanto
en tanta confusión de locura.

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