Llévame de la mano
a la luz del misterio
donde la sombra es sueño
del resplandor humano.
Y llévame a la cumbre,
morada de ermitaños
para sentir el deseo
de los pasos andados.
Que esta noche tengo
que descubrir el tesoro
del silencio divino
depositado en tus ojos,
que dicen...: somos viento
a cada cual más pequeño,
más grande en el decoro
de recorrer senderos
y bendecir el cielo
mostrando el pensamiento,
la razón del hermano
que cae y se levanta
entre baro y hojarasca
para ser iluminado
en la pasión que va por dentro,
el espíritu humano...
Por fuera el ángel alado.
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