Viejo...¿por qué maldices
a los ángeles del cielo?
¿No hay amor en el deseo
del hombre desnudo y nuevo?
Te arrastras por la vida
buscando en la fe consuelo
y arremetes contra todo
lo que no es vicio y dinero.
Tienes bien sabido el mundo
que dibujas entre callejuelas
para deleite de ese coro
reclamándote algún decoro
en tu rastrera existencia.
Amargo trago largo
para retar a la providencia
sin saber cuál es el destino
que espera tras una puerta...
Abriéndose y cerrándose, siniestra,
con el sambenito a cuestas
de lo que son en pecado
las dudas del alma muerta.
Y tú... Maldices a los ángeles,
sin saber cuál es la condena
por soñar con las estrellas.
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