Subí a la nube
y caí en el espacio,
quería el llanto
atrapado en la caricia
y sucumbí al desmayo
de no tenerte en mis brazos.
Una alegría bastaba
para besar tus labios,
pero tampoco olvido
en el andar solitario
que llevo el engaño
hasta las altas cumbres
del sentir solidario.
Mi pesar es otro,
de escarcha en el campo,
tengo el cuerpo propio
para semejar el rocío
de quienes aún vivo
encontrando despojos.
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