domingo, 14 de agosto de 2016

LA MUCHACHA SE COLUMPIABA




La muchacha se columpiaba
de piernas,
                   en postura extraña,
y tenía un gemido gatuno
abierto en la garganta;
quería,
            y no quería,
ser presa divina del ansia,
tenía un único deseo
ser fruta en su fragancia
y darse jugosa
                        a las bocas
que andaban locas de savia;
la muchacha se quería,
quería ser anhelo
                             ajeno,
sentirse como caramelo,
vivir a las puertas del reino
anunciando su gracia
a la vista del ingenio.

Y engatusó al primero,
al segundo... Al tercero...
Fue alzarse en ronroneo
hasta lo escaso
                         del cielo.

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