De tu frente desnuda la aurora
anuncia el retorno de los poetas
a las márgenes de un río sereno,
y van las palabras tras el sueño
depositando el secreto siempre vivo
de lo que fue tesoro en las cavernas.
No renuncio a mi mitad de niño
a pesar del embrujo de las hadas,
tengo recogida la rica cosecha
en el umbral agridulce de tu mirada,
y recorro los caminos que otros
anduvieron para gloria del destino.
No sé cual es el mío bajo este cielo,
siempre soñé un amor suave y puro
y hoy me conformo con ser algo tuyo
más allá de cualquier morada.
Dame de beber de tus frescos labios
para que tenga un recuerdo al detalle
del beso que respiro en solitario
al atravesar la última calle
de este barrio hurgando en el misterio.
Ya te digo...: Soy una gota, muy pequeño,
para dar por sentada la derrota
ante el mar que brota al otro extremo.
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