Por si resulta la loba
no me llores ahora
desde la montaña finita,
deja entonces que adivine
cual es apenas tu tristeza
recorriendo las cumbres
de esta tierra
de flor marchita,
que la alimaña no devore
el sueño que nos domina
en estos prados,
pastora.
Por si asoma la loba
no dejes luz al engaño,
deposita dulce la rosa
al eco de los barrancos,
que tienes vivo el deseo
en los atardeceres anchos,
y las gotas de lluvia caen
dibujando de paz
el espacio.
Sigue en esta tierra
el anhelo que trae la flora
con amalgama de colores
fluyendo a su manera
mientras te sientes pastora
en las faldas
del Gorbea.
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