Quisiera respirar el aire
de la montaña alavesa,
distinguir en el entorno
el rastro de las pavesas
devoradas por la lumbre
de la penumbra traviesa,
y acariciar la magia
enmascarada en las cumbres
cual así en su nobleza.
Que me digan los riachuelos
donde comienza el bosque,
que me digan el sendero
a andar entre la maleza
que me devuelva al cielo
de las primaveras viejas.
Que quiero sentir el deseo
de los habitantes primeros
que hollaron estas tierras;
deambular entre berros
las carencias de la sierra,
y entretenerme en el canto
de los pájaros en su bandera
de libertad en el vuelo
sin que asome más el llanto
del espanto en la miseria.
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