¡Qué decir del hombre
desnudo e inseguro
en su rebelde soledad
buscando la dignidad!
Supremo arrullo de la madre
al niño que no amamantó,
caricia de la tarde,
y de la lluvia cayendo
en los rostros del abandono;
quisiera hoy tener la delicia
de unas manos hechas
a la caricia
bajo el suspiro de la vida,
congeniar el espíritu en el alma
y mostrarme en plena calma
para ser sendero
hacia el amor.
Quisiera vivir la calle
lejos de trampas y estrellas
que lo trasforman todo
en una inmensa quimera;
y gritar al mundo:
"Existo".
Trémulo y acontecido
en el mar de los cetáceos.
Qué decir del hombre
ahora
que me encuentro
vacío.
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