Creo un mosaico
de colores para ofrecerte
en este trajín de la vida
sin confundir tu sonrisa
en el detalle cohibido
de unos labios heridos
cuando no halla el beso.
Creo algo para el recuerdo,
echada ya la noche oscura
y no olvido,
paloma,
que entregaste los ojos
a la suave chispa divina
donde aflora
el alma púrpura
en esa magia adivina.
Te llevaré conmigo siempre
aunque me encuentre ausente
de acariciar tus cabellos negros;
te llevaré en un destello
del sueño que no se resiente
en hurgar en lo más bello
del corazón de los hombres;
allí está la flor presente,
la riego tras el abandono,
todos los días...
Con tal de verte.
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