No soy más que nadie,
no tengo palabras ahora
para aconsejar en la sombra
a quien maldice su suerte
por mucho que diga quererle
en este rincón solidario:
Busco cualquier vocablo suave,
una caricia de los labios,
o un abrazo entre hermanos,
pero no llego al corazón,
me quedo en el umbral grave
de evocar simples detalles
en el éxtasis de la razón.
¿Cómo entregar la luz
en la emoción de tus ojos
ante el deseo de un destello
hecho beso para el sueño
que contemplas en un espejo
y meditas lleno de confusión?
En la duda está el pecado,
te acercas y te vas alejando,
sin saber si haces bien
o el más cruel de los daños
cuando ansías la salvación.
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