Yo no podría cruzar mares
sin tu ayuda
marinera,
no tendría sentido ahora
buscar amparo
entre sirenas
si apenas sé nadar.
Podría mirar desde la costa,
desde esa playa de arena,
la semilla que vas dejando
junto a las olas
consentidas
y perderme en una condena
de gaviotas en mal
heridas
por el arrojo de sus vidas.
No podría cruzar el mar,
mas déjame a bien soñar
con buscar
en el horizonte
barcos que navegan al norte
abierta la milla
de la libertad.
Quisiera ser barca marinera,
confundirme entre las aguas
e imaginar en calma
un poema
sin detenerme en la espera
de unos labios que besar.
Así sueño
esta primavera
a orillas del ancho mar.
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