de tu fresca sonrisa mansa,
la primera vez que te ví
supe de tu fragancia.
Dispuse para ti los sueños
que se afirman
en la ignorancia,
detuve el reloj en el tiempo
para hacer más larga la ventura
de tenerte presente en la duda
y disfrutar
con tu presencia.
Mas la ruta del desprecio
camina pegada
a la vida,
se anuncia la sepultura
en medio de los recuerdos;
asoma entonces la tortura
en un chispear de pupilas,
se hace borrosa
la noche
buscando cerca la huida,
te tuve próxima
un día,
pero te alejaste de mi vida
cuando irrumpió la locura
haciendo seca la tierra.
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