Qué sentido tiene el verso
en la penumbra de una calle
si respondo al silencio
en un sí de talismanes
lleno de suspiros necios.
Mi derrota es sedienta,
en vez de agua que calma
brota fresca a borbotones
a la tenue luz del alma.
Quise despertar del sueño
y me vi en un infierno
de pesadilla... Que es la vida.
Me pregunté entonces ignorante:
¿cómo desterrar el barro,
cómo acabar con el gusano
que devora el entorno
entre hirientes miradas?
Y me vi solo y desnudo,
confuso, dentro de un capullo,
a explotar en un segundo
la arrogancia de este mundo
que se retuerce entre llamas.
Descubriendo lo pequeño
que es el hombre en su extremo
cuando apenas tiene nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario