Ya no se escriben cartas,
y quiero escribir una,
volverme humilde
por un rato
mezclando magia y garabato
en medio de tanta duda.
Quiero decirte acaso
porqué fui un payaso
mirando tus ojos tiernos...
Me hacías tan pequeño
que no supe sino sonreír
como un loco de pacotilla;
creer en ti
absurda maravilla,
fue fácil,
mas un engaño,
no eras según se adivina
una mujer cariñosa,
más bien,
razón del daño
si te regalaba una rosa.
Una bruja del medievo
dispuesta en cada momento
a herir mis sentimientos
a fuerza del caramelo
que eran tus dulces labios,
puro camilo... Y ahora
que bien lo siento
solo pienso en comer huevos
y echar una cana al viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario