Bajo los vaivenes del día
coy caminando a tu lado
en pos de ese regalo
que es la dicha
de tenerte.
Y miro tu rostro de soslayo
para encontrar
lo hermoso
en la mirada de esos ojos
chispeando como el rayo;
la caricia viene dada,
es promesa del destino
en la magia inmaculada
de la comisura
de los labios,
y me inclino a diario
ante el sueño imaginario
de estos versos
en un poema.
Lo que tienes de sirena
te da fuerzas para el canto
que vuelve loco
a cualquiera
estando siempre a tu vera
sin amanecer en el llanto
tras la nueva primavera.
Siento...
Te estoy amando
cuando Cupido lanza su flecha
y me hiere de amor extraño
ahora y siempre
que camino y ando.
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