Hoy brota del manantial
aquel puro
el líquido claro
que desborda tu boca.
Y juegas al juego
oscuro
depositado en la roca
como suspiro del entusiasmo
en un capricho extraño
deseoso de victoria.
Haya paz,
después gloria,
sea el agua bendita
el destino de nuestra cita
desde los albores
de la historia
hasta el final
de las vidas.
Creo en el paisaje divino
como errante
peregrino
a la nube en su anhelo
para disfrutar
luego del cielo
lejos del umbral de un infierno
y las sombras del misterio
que nos devoran por dentro.
Ya solo queda camino,
vaciar los bolsillos en el desierto
buscando la luz y el sueño.
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