miércoles, 20 de mayo de 2015

EN LA CLARIDAD DE LA SIEGA

En la claridad de la siega
queda la espiga dolorida
bajo el sol de la mañana,
en la prestancia del grano
arde en llaga la herida
y trasmite pena mi cara
ante el dolor de la mirada
que sucede en las pupilas
sin tener ganas al quebranto
de las normas establecidas.

Voy a sucumbir al llanto
de tanta carencia habida,
ahora, dispuesto a la vida,
marcando distancias en un norte
de arrogancias y sacudidas
justo la miseria espanta
al hombre en presencia
de su sonrisa necia
como pájaros enjaulados
a pesar de su inocencia,
y el corazón palpita
cerca de un odio entre hermanos
hasta llegar a la próxima cita
en el rincón de los abandonados.

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