Un rayo de Sol en tu cara
disimula las carencias del alma,
y se adivina de forma extraña
el llanto que atrapó la mañana;
esta aurora de nula calma
dibujando garabatos en la nada.
Y pienso que de la sombra estalla
la luz primera de una estrella,
semejante a la explosión de una mueca
rompiendo en firme las cadenas
del rostro humano en la ausencia.
Porque primero fue la palabra,
dicha con propósito amante,
y fue como hurgar en el diamante
del silencio roto otro instante
que fue hablar como locos
para transformar lo cotidiano,
a merced del espacio mundano,
en la maravilla de un poemario,
en la verdad del verso solidario
mientras ensancha la razón
de unos pocos... a la cumbre
del sol divino, y el trueno
se abre camino al viento
en remolino...
que nos conduce al mismo cielo.
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