Es en el mar donde habito
la furia que me hace
maldito
a los ojos de una ramera,
y siento la angustia rara
del que engatusa la calma
en pos
de una primavera.
Soy parte del pecado,
sarpullido enfermo
del alma,
un pedazo de despojo
hundido en mansas aguas.
Extraño la realidad del mundo,
hecha a partir de un desorden,
me clavo agujas
y me pregunto
¿dónde florece el sueño?
No tengo salida ni extremo,
busco para encontrar el secreto
de tantas leyendas
y cuentos,
para vivir en el remanso
de un río dulce
y seco...
Y es en la noche cuando noto
la soledad en mi aposento,
claramente ignoro a otros
y despierto como muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario