Dejé de asistir al abismo
cuando el orgullo me devoraba,
dejé de ser yo mismo
en el silencio
que me hablaba,
y quedé preso del misterio
entre el llanto y la tortura,
me negué a sentir
la locura
y a tomarme el mundo en serio.
Quedo arrinconado al sueño
en un extremo del laberinto,
me dispongo a ser distinto
en una vida sin dueño.
Pero algo falla en el paso,
cada vez que camino
me atraso,
me siento como un payaso
haciendo reir al ocaso.
Siento la duda
en mi ser,
lo que fue y no fue,
mientras destrozo
el verde paisaje
del color que quisiera ver
desnudo de cualquier traje.
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