Cuándo desaparecerá la miseria,
cuándo podremos hablarnos
de tú a tú
sin que nos descubran
las tinieblas;
cómo poder contarte lo que siento
sin que fluya el desconsuelo,
aún tengo tiempo
para tu rostro
poco hermoso,
más bien feo,
que acontezca la ventura,
sea feliz la existencia
del indigente en esta tierra.
Poco importan las edades,
fuimos niños
y bien sabes
de los males que tragan hombres,
no existe moneda
que pague la usura,
el acumular riquezas al cielo,
lo verdadero está en el triste;
para qué hablar más
si al final nos iremos
desnudos,
con el bagaje del primer llanto,
no por mucho correr se llega antes
pero todos llegamos al silencio,
es la única meta... Y gracias.
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