Promesa abierta al deseo
del arrullo cuando cesa
su magno eco al viento
y deposita el encanto
de la nube en su vuelo;
quiero seguir tu destino
bajo el sendero andado,
la ruta suave de los hados
sintiendo pasión que se disfruta
bajo una lluvia a tu lado
distrayendo en una gruta
el amor que aún suscita
la aventura de nuestras manos
acariciándonos entre pecados.
Lo prohibido de la fruta
es regalo a los labios
que en la noche dedican
suspiros lejos del calvario
de una rosa maldita;
cerca de un rosario,
brillando justo en los dedos
hecho existe el sudario
de nuestros mayores anhelos.
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