Merezco ignorar el duelo
de una muerte en lozanía
si aún me embarga
la duda
hecha de espanto y furia;
nadie es igual a otro
por mucha apariencia
que anide
en rostros y en maneras;
en el camino queda la huella
de quien es...
De quien ha sido
prisionero de su rastro;
no por mucho mirar estrellas
se alcanza a ver más alto,
hay que mirar a la altura
del llanto y descubrir la miseria
manchándote las manos
cerca de la hierba
y el barro.
Sólo somos pasajeros
en medio de arrabales,
buscando el calor
del sendero
que nos pierde una tarde,
y se anuncia como divino
lo que solamente es deseo
en las postrimerías del fuego.
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