Nubes que me desvelan,
tus ojos tiernos
mirando hacia las montañas
en la nueva primavera
para deleite de doncellas
que buscan el amor
junto a la ribera
del río aquel que me acompleja.
Justo sentí el beso
de tus rojos labios
y me vino un consejo
de los viejos sabios
al calor de un brasero;
una noche de invierno,
con música de Bethoven
y versos de Neruda;
justo sentí el beso,
la caricia en las pupilas,
sucedía el sueño,
el sonrojo de las mejillas
cuando desperté solo
en medio de la fantasía,
devorando lo más bello
que entretuve de tu vida.
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