Abrazaré la rama del olivo
donde se produzca la muerte
de un ser humano por su enemigo;
claudicaré en tierra ajena,
la misma tierra del cautivo,
para hacer del viento grito
hasta esparcir la condena
por el cauce de ese río.
A pesar del llanto y la palabra
abrazaré la rama de olivo
para catapultar a los vivos
a la libertad y la esperanza
de felices y tiernos días,
de noches de infinita calma
donde la paz y el sosiego
sean refugio de las almas
antes de perder la vida.
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